EL REVIVAL DEL VINILO

En un mundo en el que estamos asistiendo a la muerte de lo físico, donde la música líquida se abre camino a pasos agigantados y en el que el consumo se ha democratizado en favor de un servicio “a la carta” disponible en las principales plataformas streaming, parece no haber cabida para los soportes físicos de sonido grabado. A pesar de ello y frente a esta desmaterialización, el vinilo, a diferencia del resto de los soportes, ha experimentado un revival en los últimos años. ¿Cuáles son los motivos de este renacer? 

Nos vamos a los inicios donde todo comienza con una larga disputa durante los años 30 y 40 entre dos grandes compañías fonográficas americanas, RCA Victor y Columbia Records. El formato estándar en los años 30 era la laca de diez pulgadas 78 r.p.m., el primer formato de discos de gramófono. En 1948, Columbia introdujo el LP (Long Play o larga duración) de doce pulgadas 33⅓ r.p.m, un disco que ya no era de laca, era de vinilo, y un disco que:

  • ofrecía una calidad de sonido superior
  • era más duradero 
  • podía contener más información musical

Esta lucha por ver quién podía ofrecer más minutos, más duración musical, fue la tónica en estas décadas por eso este período se conoce como “La guerra de las velocidades”.

RCA Víctor, que no quería que Columbia se saliese con la suya y viendo el tirón que estaba teniendo el LP, decidió contraatacar y lanzó un año después, en 1949 un nuevo soporte: el disco de siete pulgadas 45 r.p.m. que todos conocemos como single play o “sencillo”.

A pesar del éxito del single, las empresas rivales se aseguraron de que los LP se conviertiesen en el formato predominante para la música "clásica" e el single play de la música popular. Por este motivo, desde su inicio, el LP se asoció con lo que se consideraban los hábitos de escucha más serios y desenvolvió un mercado floreciente en torno a su reproducción de sonido superior. 

A pesar de su éxito, el disco de vinilo presentaba una serie de inconvenientes por la fragilidad del material. Es muy fácil que este soporte se pueda rayar, combar o deformar, ya sea por el calor o por la exposición a la luz. Por eso requería un extremo cuidado en su uso y almacenamiento ¡Por no hablar de su atracción por el polvo! Este material enseguida se llenaba de polvo lo que se traducía, junto con los rasguños, en pequeños clicks o sonidos audibles que a su vez, podían mover la aguja del reproductor y alterar el transcurso de la reproducción. Finalmente, otra de sus limitaciones que era que a medida que avanzaba la reproducción, la fidelidad se reducía. 

En 1963 surgió un nuevo formato, el casete que pronto se convirtió en una alternativa para muchos consumidores por sus cualidades y ventajas de transporte, manipulación, resistencia y por supuesto, duración. Así, ambos soportes convivieron hasta la llegada de la era digital con la que se produjo un gran cambio.

A comienzos de los años 80 el LP se vio superado por el CD (Compact Disc), un nuevo formato desarrollado entre 1979 y 1981 por dos grandes empresas Philips y Sony cuyo éxito estuvo ligado desde el comienzo a una serie de innovaciones técnicas y estéticas.

¿Qué ventajas incluía el CD?

  • una mayor capacidad de almacenamiento
  • un tamaño más reducido que lo hacía más manejable
  • un mayor tiempo de escucha
  • una mayor durabilidad y resistencia al deterioro
  • la posibilidad de acceder a su contenido de un modo directo navegando por sus distintos tracks
  • un completo silencio de fondo
  • la opción de hacer un número infinito de copias idénticas a la original sin dañar la misma

Una serie de ventajas muy pero que muy tentadoras que no hicieron más que relegar a un puesto inferior a nuestro querido LP. Y no lo digo yo, lo explica Paul Théberge que nos cuenta que una vez adoptado el CD como nuevo formato, la industria discográfica detuvo por completo la producción de LP en la mayoría de sus nuevos lanzamientos. Y miles de grabaciones que habían sido comercializadas en discos de 78 y de 33, se regrabaron en CD haciendo así que todo un siglo de sonido grabado fuese mucho más accesible de lo que nunca lo había sido. Así, el CD se popularizó muy pronto.

La comercialización del CD supuso el primer hito de la difusión masiva de música digital e hizo que cayese el número de ventas del vinilo. En 1992 las cifras de ventas mundiales de LP eran de 126.1 millones mientras que el CD generaba 1.152.9 millones. 

Curiosidades sobre el nacimiento del CD

La primera es que  los “creadores” del CD, concretamente los de la cúpula de Philipps que fueron los que se encargaron de las cuestiones del tamaño, decidieron tomar las medidas del cassete y llevarlas al CD. Para ello, lo midieron longitudinalmente y el resultado fue 11.5 cm. Para redondear, lo subieron a 12 cm. Y así es cómo se escogió el tamaño del disco de CD que tiene 12 cm. 

Otra de las curiosidades sobre el nacimiento del CD es que un director de orquesta fue el culpable de determinar la duración que iba a tener este soporte. ¿De quién hablamos? Ni más ni menos que de Herbert von Karajan (1908-1989) que sugirió la duración de 74 minutos para que cupiese en un solo disco la célebre grabación de la novena sinfonía de Beethoven del Festival de Bayreuth de 1951 por parte de Wilhelm Furtwängler.

El revival del vinilo

Más allá del éxito comercial del CD, a finales de los años 90, existía un mercado pequeño pero muy comprometido con el vinilo: estos eran coleccionistas, comerciantes y una minoría que creía en la superioridad estética del LP de vinilo frente al CD. Osea, que el éxito del CD como formato creó paradójicamente un culto entre los admiradores del disco de vinilo. Y esto es muy interesante porque precisamente, en estos admiradores del disco de vinilo, está el germen de una comunidad fiel de consumidores que será la que propicie la aparición del fenómeno del revival del vinilo. Y esta comunidad de entusiastas del vinilo empezó a denominarse adiófilos.

Los audiófilos eran una comunidad cuya pasión por la música y las tecnologías de reproducción musical los separaba de los consumidores convencionales ¿Y en qué se apoyaban para justificar su discurso? En la fidelidad. Estos eran los entusiastas del audio de alta gama. Y cualquier cosa que no fuese de máxima calidad la rechazaban.

Uno de los ejemplos más destacados de audiófilos del vinilo es el estadounidense Michael Fremer, un periodista de audio, coleccionista de discos y por supuesto, amante de los mismos. Fremer empezó como entusiasta del vinilo en el momento en el que, a comienzos de los 80 escuchó un CD por primera vez lo que tildó de “desastre digital”. Para él la calidad era muy baja. Y así, Michael Fremer emprendió su camino a ultranza del vinilo publicando críticas. Luego también montó su canal de YouTube el cual os animamos a ver porque es impresionante la colección que tiene y muestra un montón de discos. También ofrece consejos sobre cómo limpiarlos, cómo cuidarlos y cómo conservarlos. Por todo esto, Michael Fremer se ha convertido en un icono del vinilo lo que lo ha llevado a recibir la consideración de “Mr. Vinyl”. 

A pesar de que el fenómeno del revival del vinilo se desarrolló de modo paulatino, muchos autores consideran que este se produjo en la década de los 2000 y que estuvo impulsado precisamente por la figura de los audiófilos y también gracias a los disc-jockeys y a la contribución de las culturas musicales populares, especialmente el rock, el hip hop y el baile.

Por otro lado, nos encontramos autores como Céline Gesret que nos dan una fecha concreta ya que sitúan el nacimiento del revival del vinilo el año 2015 en Estados Unidos, momento en el que por primera vez desde el año 1992, las ventas de vinilos superaron las de los CD. Curiosmente, en 2015 salía al mercado la película de Alejandro González Iñárritu: El Renacido. ¿Coincidencia?

¿A qué se debe el revival del vinilo?

A lo largo de los años se han postulado diversas teorías sobre este fenómeno y por eso las vamos a ir explicando una por una. 

En primer lugar, destacan las teorías que fundamentan el interés del formato en su condición física. Como defensor de esta teoría tenemos a Hans Biedermann que considera que una de las razones de la poderosa atracción del disco de vinilo podría encontrarse en la dimensión simbólica de su forma simplificada, el círculo, relacionada con aspectos espirituales y de carácter divino. Cirlot considera que además, su forma circular se vincula con la perfección y la eternidad. 

En segundo lugar, destacan las teorías defendidas por los apologistas del vinilo que ven en la tangibilidad del medio, el elemento de valor exclusivo y lo que hace que se diferencie de las interfaces digitales de hoy. Entre sus defensores se encuentra Adam Harper quien considera que el revival del vinilo puede verse como un intento de recuperar una “auténtica” experiencia estética arrebatada por los medios digitales. También lo considera así David Sax quien a su vez, defiende el placer carnal que produce la experiencia física de pedir prestado un disco o comprar música. Además, Sax dice una cosa muy bonita: 

El analógico nos da la alegría de crear y poseer lo real, lo tangible, cosas en reinos donde los objetos y experiencias físicas se están desvaneciendo.

Como vemos, esta segunda corriente lo que defiende es el valor de la experiencia háptica, la ciencia del tacto.

Otro de los autores que defiende la teoría de que el fenómeno del revival del vinilo se debe a esta experiencia háptica es John Corbett que también habla de la música como "objeto físico” y explica que es normal que muchos oyentes actualmente anhelan tener algo que sostener, mirar, leer y que es importante la tactilidad del peso, la textura, la superficie del medio. Algo que lo virtual (lo que no es material) no te produce. Porque no es sólido. Por eso actualmente nos referimos con el término de “música líquida” pues a todo lo que no sea un soporte físico. Osea, Spotify, youtube,... todo esto es música líquida.

Otros dos autores que defienden la importancia del contacto físico con el instrumento son Dominik Bartmanski e Ian Woodward que nos dicen: 

"Si la música es algo singularmente abstracto y aparentemente inmaterial porque es invisible, entonces el vinilo es posiblemente lo más cercano a materializar la música de una manera directamente palpable y observable. Un disco que gira en un tocadiscos es música materializada, visualizada, esculpida. No sólo podemos ver las pistas y su estructura en la micro-arquitectura del surco. También podemos tocarla. La música en vinilo es eminentemente táctil. . . Es precisamente la háptica de los discos analógicos lo que los distingue hoy más que nunca. Es la háptica lo que hace que la pragmática analógica sea tan diferente y única en comparación con las interfaces digitales".

Estas no fueron las únicas palabras bonitas que nos dijeron Bartmanski y Woodward sobre el vinilo y lo mucho que beneficia a los humanos:  

"La calidez auditiva, la riqueza y la tan cacareada alta fidelidad del mensaje musical explican la duración del vinilo y su aire de "escritura sagrada" para los aficionados a la música seria. Pero estos factores por sí solos difícilmente pueden explicar su explosivo y bastante extendido resurgimiento contemporáneo, así como su curioso momento. Lo vemos como un renacimiento "holístico" del objeto estético concreto en un momento en que se puede afirmar que la digitalización de la cultura basada en la pantalla ha alcanzado una masa y una velocidad críticas. Este curioso resurgimiento cronometrado dice mucho sobre la continua relevancia de las objeciones tangibles, las experiencias comunitarias y rituales personales en nuestra vida cultural."

Como se ha visto, las teorías más difundidas son las que se relacionan con el valor que adquiere el formato físico porque es capaz de ofrecer una experiencia háptica en el contexto de un mundo desmaterializado dominado por las tecnologías digitales. Algo con lo que muchos autores no están de acuerdo. Por ejemplo, Kyle Devineque dice que las tecnologías digitales no son menos físicas porque siempre va a haber contacto físico con un medio sea un reproductor, una interfaz hardware,...

Para concluir podemos decir que esto del revival del vinilo, a pesar de que se haya iniciado en torno al 2015, es una fiebre que sigue en aumento.  De hecho, la situación derivada de la pandemia COVID-19, hizo que el vinilo se conviertiese en una opción más de consumo. Así lo demostró la periodista Mónica Redondo con su artículo Tiembla, Spotify: los vinilos se convierten en aliados sorpresa durante la cuarentena”  publicado el pasado día 6 de mayo para la revista de tecnología ciencia y cultura digital Hipertextual

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