Vamos a adentrarnos en el apasionante mundo de la polifonía sacra con dos playlists temáticas que nos van a guiar por el desarrollo del género desde los albores de la primera polifonía hasta el siglo XX. En esta primera playlist exploraremos la horquilla que va desde la Escuela de Notre-Dame hasta el final del Renacimiento. En la segunda playlist, LO MEJOR DE LA POLIFONÍA SACRA (vol. II), escucharemos música sacra desde el Barroco hasta nuestro días.
Como representantes de esta primera Escuela de Notre- Dame (de la que hablamos en nuestro capítulo del podcast AIV - 5x06 La Escuela de Notre-Dame y el Ars Antiqua), artífice de las primeras grandes innovaciones en el campo de la polifonía tenemos a Leonin y Perotin. Ellos fueron los encargados de coger esas polifonías rudimentarias que habían surgido en los siglos anteriores y llevarlas a otro nivel. Son los máximos exponentes del llamado Ars Antiqua. Al que siguió el Ars Nova, en el que una nueva corriente de músicos se encargaron de traer nuevas audacias rítmicas, armónicas y melódicas al campo sacro. Seguramente el máximo exponente del Ars Nova fue Guillaume de Machault, del que escuchamos uno de sus grandes hits, la Misa de Notre Dame (como veis, todo giraba un poco en torno a Notre Dame en esta época).
Un pequeño subgénero llamado Ars Subtilior se encargó de enrevesar la polifonía con obras de una complejidad rítmica, armónica e incluso notacional nunca vista hasta entonces. Uno de sus compositores más importantes fue Matteo da Perugia.
Las islas británicas siguieron un desarrollo un poco distinto al del resto de Europa pero vieron nacer a grandísimos polifonistas durante varios siglos. Empezando por el menos conocido Thomas Morley y siguiendo por los dos grandes polifonistas de las islas: Thomas Tallis y John Taverner. William Byrd, más conocido por sus obras para teclado también nos dejó grandes obras sacaras como esta Misa para cinco voces, igual que John Dunstable fue el gran referente de la escuela polifónica inglesa en su última etapa.
España no se quedó corta tampoco en cuanto a grandes polifonistas sacros. Cristobal de Morales nos dejó su Misa Mille Regretz y Francisco Guerrero escribió una de las obras sacras más interpretadas: la Misa de la batalla escoutez.
Pero sin duda el más grande polifonista español fue Tomás Luis de Victoria. Victoria, nacido en Ávila y alumno de Palestrina fue uno de los más audaces compositores de su tiempo y su trabajo polifónico y armónico anticipó en gran parte la llegada del Barroco. Su obra más famosa es sin duda la Missa Pro Victoria.
Una de las escuelas polifónicas más importantes del Renacimiento fue la franco-flamenca, que nos dejó nombres tan importantes como Johannes Ockeghem, Jacob Obrecht (famoso por su Salve Regina), Adrian Willaert, Lucas Osiander y, sobre todo, Orlando di Lasso, junto con Victoria y Palestrina, el compositor más influyente de su tiempo y del que escuchamos uno de sus salmos. La escuela puramente francesa, heredera de Notre Dame también dejó grandes compositores, como Guillaume Dufay, Clément Janequin (que aunque trabajó más los géneros seculares dejó grandes obras sacras como esta Misa de la Batalla) y Josquin des Prez, el más notorio de todos, reconocido principalmente por su Misa Pange Lingua.
En Italia, Giovanni Pierluigi Palestrina, e ell representante más famoso de la Escuela Romana que floreció en la ciudad en el siglo XVI. Su influencia fue fundamental en el desarrollo de la música eclesiástica y su contrapunto polifónico se considera el cúlmen de la música del Renacimiento. Su obra más representativa es la Misa del Papa Marcelo. Además, Giovanni Gabrieli y Gregorio Allegri fueron también grandes exponentes de las escuelas romana y veneciana. Y el gran Claudio Monteverdi, para muchos el músico más importante de entre siglos, que cultivó todos los géneros. Pero sus obras litúrgicas trascienden lo meramente religioso y crean un rico tapiz de texturas y estructuras contrapuntísticas.
¿Quieres más música sacra? Continúa escuchando más en LO MEJOR DE LA POLIFONÍA SACRA (vol. II)
